El valor de la paciencia.
- Carlos Rojas
- 9 jun 2022
- 4 Min. de lectura
– ¿Me regala $100,000?
– Perdón, Lic. Rojas, no entendí la pregunta.
– Le reitero, ¿me regala $100,000?
En marzo del 2009 me reuní con el Dr. Hernández en su laboratorio de investigación de la UNAM, fue de mis primeros clientes, lo conocí 1 año antes en un seminario de mi facultad de Economía, recuerdo cuanto se entusiasmó en esos días al ver los rendimientos del Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores. Después de reunirnos un par de ocasiones para asesorarlo, decidió invertir la mitad de sus ahorros para la educación de su hijo pequeño en un fondo indexado a la BMV.
Pocos meses después de que inició su inversión explotó la crisis financiera más grande desde la Gran Depresión del siglo pasado. Los rendimientos que el Dr. Hernández había tenido en los meses previos fueron borrados en unos cuantos días, el IPC descendió en un tobogán desde los 32 mil puntos hasta los 16 mil enteros. Fue una carnicería.
El horizonte de inversión del Dr. Hernández era de 13 años; su primogénito apenas había cumplido 5 años, su inversión y aportaciones comprometidas estaban alienadas con una estrategia a largo plazo.
El Dr. Hernández me veía detrás de sus lentes con una mirada incrédula. La respuesta era la que todos esperaríamos:
– ¡No, Licenciado! Yo no regalo dinero.
El Dr. Hernández en aquella reunión me había manifestado la intención de vender su fondo de renta variable por el hecho de que el precio del título estaba por debajo del precio al que lo había adquirido. Vender en esas condiciones habría representado una enorme pérdida.
Aquel inversionista no necesitaba ese dinero, no tenía ninguna urgencia o circunstancia que apremiara su uso inmediato, su única motivación para tomar esa desastrosa decisión era ver un rendimiento negativo en su estado de cuenta.
El mercado bursátil es el lugar donde las personas impacientes le entregan su dinero a las personas pacientes.
No intento demostrar con voluminosas series estadísticas algo que ha sucedido crisis tras crisis, caída de mercado tras caída de mercado. Siempre –aquí sí aplica la palabra “siempre”– los mercados han regresado de numerosos baches. Algunas veces tardan más, otras veces menos, pero el mercado de valores, sin importar de qué área geográfica del mundo o de qué índice hablemos, se recupera y premia al inversor que entiende que la historia, aunque no se repite exactamente, sí rima muy bien.
En este caso que te cuento, el Dr. Hernández no tardó mucho en recuperar su minusvalía y también la confianza en el mercado. El IPC en 18 meses regresó a tocar su máximo histórico.
Después de casi 13 años de esa anécdota, el Dr. Hernández y yo nos llamamos una vez cada tres meses para evaluar su portafolio de inversión. Cuando el mercado tiene correcciones importantes después de saludarnos me dice:
– “Me da gusto saludarle Lic. Rojas y le recuerdo que yo no regalo dinero”.
Las crisis en los mercados de valores son recurrentes. Al referirme a una crisis, me refiero a correcciones pronunciadas que suelen tener periodos de varios meses consecutivos. La mayoría de ellas son previsibles y por eso es importante que el inversor adapte sus activos a su perfil de riesgo.
Algunos casos excepcionales son los que Nicholas Taleb ha nombrado como “Cisnes Negros”, eventos imprevisibles con un profundo impacto económico y social.
Ese no es el caso de lo que ha ocurrido en los últimos meses del 2022.
Quienes me conocen, saben que mi filosofía de inversión se apega a un control de riesgos por arriba del de rendimientos. De nada sirve hacer muy bien las cosas durante mucho tiempo, si cometemos un error que nos provoque perder todo lo que hicimos correctamente con anterioridad.
Vender con minusvalía es un error frecuente entre los inversores en el mercado de valores. Por eso es indispensable que los recursos invertidos estén destinados a un horizonte superior a los tres años, cualquier decisión que involucre activos vinculados al mercado de capitales por debajo de este horizonte temporal vuelve altamente especulativa una inversión.
Un portafolio de inversión diversificado y adaptado al perfil del cliente es la mejor forma de mitigar riesgos y suavizar la volatilidad.
En las próximas semanas, habrá periodos llamados “clusters de volatilidad” que son días con grandes caídas porcentuales e inmediatamente después días con ganancias muy voluminosas.
Desde que empezó el año, han existido más días donde las caídas son más pronunciadas versus los días con recuperación. Esto puede cambiar en cualquier momento.
¿O qué piensas al respecto? Déjame un comentario para hacérmelo saber, en mi caso aprendí que los mercados son imprevisibles en periodos cortos y nada de lo que hagamos puede ejercer un control en ellos, pero sí podemos controlar nuestras emociones y no perder de vista nuestros objetivos, así como lo hizo el Dr. Hernández que hace algunas semanas me llamó para platicarme que su hijo está por iniciar en agosto próximo el primer semestre de arquitectura en una universidad en Francia.
El tiempo nos dio la razón y el Dr. Hernández comprendió que las caídas de los mercados solo son peligrosas para quién pierde de vista su objetivo.

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